El puente que tiene 20 años de vida ha sufrido serios deterioros y necesita una intervención urgente. Una inspección del Colegio de Ingenieros Civiles reveló que los tirantes que lo sostienen están expuestos y hay desplazamiento en la plataforma. Sin embargo, la Alcaldía de Cochabamba recién contratará el próximo año una empresa que se haga cargo de esta tarea.
A 20 años de haber sido liberado al tráfico vehicular, la infraestructura del Viaducto presenta cierto riesgo.
La falta de mantenimiento y el mal uso de parte de algunos transportistas son algunas de las causas que han dejado en una situación de peligro a esta estructura.
El Colegio de Ingenieros Civiles junto con OPINIÓN realizaron una inspección al Viaducto ubicado en el kilómetro 2 y medio de la Blanco Galindo y al puente Antezana, sobre el río Rocha.
En el Viaducto, los ingenieros observaron que la obra tiene cuatro desplazamientos de al menos 10 centímetros cada una en la plataforma principal.
Lo más peligroso, según el resultado de la inspección, está en los 20 tirantes de la plataforma principal que sostienen al puente, 10 en cada lado, debido a que muchos han quedado desprotegidos y están expuestos al sol y la lluvia, por lo que existe el riesgo de oxidación.
“Los tirantes se deben cuidar, porque si no se lo hace éstos pueden reventar y la estructura colapsar, es una de las partes más importantes de la estructura”, afirmó el vicepresidente del Colegio de Ingenieros Civiles, Jorge Calizaya.
Ninguno de los 20 tirantes está en perfectas condiciones, todos carecen del material que los protege.
En la inspección se pudo también verificar que en uno de los sectores la oxidación es ya evidente y manchó parte de las estructuras de hormigón que sostienen los tirantes.
Según Calizaya, los deterioros no se deben solamente a condiciones climáticas, sino también a destrucciones causadas por los propios transeúntes.
El experto advirtió que la situación es peligrosa y el puente podría sufrir un percance en cualquier momento, debido a que a estos deterioros se suman al tránsito de vehículos pesados.
En aproximadamente 40 minutos de inspección, en el sitio se observó el paso de más de 10 flotas y dos volquetas de 14 cubos que llevaban agregados, pese a que está prohibida su circulación por esta zona.
A pesar de que la estructura fue construida para que dure aproximadamente 50 años, el deterioro es notable en menos de la mitad del tiempo de vida calculada para la infraestructura.
El presidente de la Asociación de Ingenieros Eméritos de Cochabamba, Gonzalo Maldonado, ya había advertido de la situación del Viaducto hace más de un año, pero hasta la fecha no se asumieron medidas para realizar un mantenimiento a fondo.
Por su parte, Calizaya advirtió que si no existe un control a los vehículos de alto tonelaje que circulan por el Viaducto, su tiempo de vida útil se reducirá.
“Yo recomendaría que en la zona se ponga un control policial urgente para evitar que vehículos de transporte interdepartamental y camiones estén circulando”, manifestó.
El Viaducto se inauguró con un plan de mantenimiento incluido, cada seis meses, que duró solamente durante la gestión del exalcalde Manfred Reyes Villa, de 1996 a 2000.
No obstante, Calizaya señaló que en ese tiempo se hacía solamente un control de los tirantes.
OBRAS MENORES
Al margen de una intervención urgente en la estructura principal del Viaducto, hay otros trabajos que se requieren en las gradas y el paso peatonal, como también en el asfalto de la parte inferior del puente que presenta baches y rajaduras.
PUENTE ANTEZANA
A los problemas que presenta el Viaducto se suman los del puente Antezana, otra infraestructura construida con tirantes, que requiere también de mantenimiento.
En este caso, los tirantes se encuentran en buenas condiciones y la plataforma no ha sufrido desplazamientos, pero lo que pone en riesgo al puente son los constantes choques de vehículos de alto tonelaje, ómnibuses y camiones que se quedaron trancados, ocasionando serios daños a la infraestructura.
Los dos pasos a desnivel, el de salida de la avenida 23 de Marzo al puente Cala Cala, y el de salida de la avenida Uyuni a la calle Oblitas fueron golpeados por buses y camiones de una altura mayor a los 3.9 metros que es la permitida en el puente.
Los golpes dañaron varios fierros de la plataforma principal, dejándolos expuestos a futuras oxidaciones, lo que podría poner en riesgo la estructura tal como sucede también en el Viaducto de la avenida Blanco Galindo.
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