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Sunday, February 8, 2015

Doble vía La Paz-Oruro aísla a pueblos que vivían de viajeros

Las localidades de Patacamaya, el Tholar y Collana que formaban parte de los puntos centrales de la carretera La Paz-Oruro por su intenso movimiento económico y comercial, resultaron afectadas por la doble vía que fue inaugurada el lunes por el presidente Evo Morales.

La autopista no pasa por esas poblaciones, situación que ha generado protestas de los lugareños y los empresarios porque ocasiona grandes pérdidas económicas al comercio local.

El propietario del hotel Gran Poder en Tholar, Raúl Herrera Loza, afirmó que desde que se abrió la nueva carretera se han producido importantes pérdidas. “Nuestras ventas se han reducido a menos de la mitad, al igual que nuestros huéspedes”, señaló.

Según el empresario, Tholar quedó como un pueblo fantasma porque los viajeros ahora no pasan por la localidad. “Los comerciantes y prestadores de servicios nos organizamos para hacer letreros más grande a fin de llamar la atención y para anunciar todos los servicios que ofrecemos para que nuestros clientes regresen. Hay mucha tristeza, hemos quedado aislados. La carretera es fundamental para nosotros”, manifestó.

Afectados
Un alto funcionario de una de las constructoras y el empresario hotelero consultado coincidieron, por separado, en que la causa del desvío de la carretera se debió a que durante las negociaciones para definir el trazado de la autopista muchos de los pobladores se resistieron a ceder sus terrenos y prefirieron que la vía pasara por la periferia.
Los pobladores de Tholar viven, principalmente, de la agricultura. Ahora se quejan porque ni el transporte público pasa por sus puertas y tienen que caminar varios kilómetros y con mucha carga para subir al bus, relató una pobladora.

Kilómetros más adelante, en Patacamaya, la rutina ha cambiado completamente. Don Guido Yujra, dueño de una tienda de abarrotes, afirmó que ya no es lo mismo debido a la ausencia de los viajeros.
Adelantó que si la cosa sigue así no sabe de dónde sacará dinero para mantener a su familia. “La venta se ha reducido casi en un 50%; es terrible”, lamentó el pequeño comerciante.

Jaime Condori es panadero y también sufre por la falta de clientes. “Esto nos ha afectado a todos, y a cada quien en lo que hace. Antes, hacía tres o cuatro quintales de pan y salían como si nada. Hoy ha bajado mucho, estoy muy preocupado”, aseguró.
Mientras la carretera luce impecable, hay personas que sufren porque perdieron los beneficios que se obtienen cuando una vía pasa cerca de sus casas.

Hay un desvío para entrar y salir de Caracollo, la población cercana a Oruro, célebre porque marcó el inicio de importantes marchas de protesta de distintos sectores. Sin embargo, no se ha sentido mucho la diferencia, porque los buses que van y vienen de Cochabamba todavía transitan por allí.

La carretera
El asfalto de la autopista La Paz-Oruro está como una mesa de billar, transitar por ella es como andar sobre algodones. Es difícil hallar un bache. Sin embargo, la carretera invita a apretar el acelerador a fondo y, al ser casi una línea recta, puede hacerse tediosa y llevar a cualquier conductor a pestañear o caer dormido.

Por ello la que fuera conocida como la ruta de la muerte, por la enorme cantidad de vidas que se llevó debido a los choques frontales de vehículos, puede encontrar en estos dos elementos nuevos peligros.

La señalización ‘inteligente’, como la denomina la Administración Boliviana de Carreteras, se basa en la ubicación de los señalizadores conocidos como ‘ojos de gato’, que en las noches se activan con las luces de los motorizados, iluminan el sendero y dan la sensación de atravesar la pista de aterrizaje de un aeropuerto.

La carretera tiene, según los tramos, velocidades máximas de 100, 80 y 50 kilómetros por hora. Hay conductores que admiten que lo recorren entre dos a dos horas y media. La vía tiene algo más de 302 kilómetros de longitud. Si se respetan medianamente los topes de velocidad, el viaje debería durar poco más de tres horas.

Por otro lado, las empresas constructoras señalaron que hubo poca colaboración de la dirigencia vecinal de las comunidades beneficiadas con la doble vía La Paz-Oruro.

“En modo general tuvimos inconvenientes en la dotación de material para la construcción por la poca colaboración de las comunidades. Esto generó un retraso en los plazos previstos”, explicó por su parte el director del tramo I, Francisco Andrade

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